ESCENA II

Electra, Máximo; después el Marqués.

Máximo (a distancia, abriendo un poco los brazos). ¡Niña!

Electra (lo mismo). ¡Maestro!

Máximo. Estamos avergonzados... No sabemos qué decirnos.

Electra. Avergonzadísimos. Empieza tú.

Máximo. Tú... Para que se te quite la vergüenza, dime una gran mentira: que no me quieres.

Electra. Dime tú primero una gran verdad.

Máximo. Que te adoro. (Se aproximan.)

Electra. ¡Falso, traidor! Toma esta rosa que he cogido para ti. Es pequeñita y modesta. Así quisiera ser siempre para ti tu chiquilla. (Se la pone en el ojal.)

Máximo (con admiración). ¡Corazón grande, inteligencia superior!

Electra. Aumenta corazón y rebaja inteligencia.

Máximo. No rebajo nada.

Electra. ¿Sabes? Quisiera yo ser muy bruta, muy cerril, para llegar a ti en la mayor ignorancia, y que pudieras tú enseñarme las primeras ideas. No quiero tener nada que no sea tuyo.

Máximo. Ideas hermosas y sentimientos nobles te sobran. Dios te ha dotado generosamente colmándote de preciosidades, y ahora te pone en mis manos para que este obrero cachazudo te perfile, te remate, te pulimente.

Electra. Te vas a lucir, maestro: yo te digo que te lucirás.

Máximo. Haré una mujer buena, juiciosa, amante... ¡Vaya si me luciré! (Mira su reloj.)

Electra. No te detengas por mí. Miremos ante todo a las obligaciones. ¿Tardarás mucho?

Máximo. No creo... Estaré aquí cuando Evarista vuelva de misa.

Electra. ¿Y nuestro Marqués ha venido, como nos prometió?

Máximo. En casa le dejo, escribiendo una carta para su notario. ¡Incomparable amigo!... ¡Ah! ¿no sabes? Anoche, cuando volvimos a casa, le referí tu novela paterna... la novela de dos capítulos. Está el hombre indignado... pero en ello vamos ganando, que así le tenemos a nuestra completa devoción, y con más alma y cariño nos defiende.

Electra (sorprendida). ¿Pero necesitamos defensa todavía?

Máximo. En lo esencial, claro es que no... ¿Pero quién te asegura que los rivales de nuestro amigo no nos molestarán con dificultades, con entorpecimientos de un orden secundario?

Electra (tranquilizándose). De eso nos reiríamos.

Máximo. Pero riéndonos... debemos prevenir...

Marqués (presuroso por el foro). ¿Aquí todavía?

Máximo. Marqués, en sus manos encomiendo mi alma.

Marqués (riñéndole cariñoso). ¡Que llegas tarde!

Máximo. Ya me voy. Hasta muy luego.

Electra (viéndole salir). Corre... Ven pronto.

Share on Twitter Share on Facebook