ESCENA XI

Los mismos, Evarista; tras ella la Superiora y dos Hermanas de La Penitencia; después Patros.

Evarista. ¿Qué ocurre, Máximo...? He sentido tu voz, airada.

Máximo. Este hombre... Venga usted, venga usted, tía. (Aparecen la Superiora y las Hermanas. Se alarma Máximo al verlas.) ¡Oh!... ¡Esas mujeres!... (Llega Patros del jardín presurosa.)

Patros (apenada, lloriqueando). Señora, la señorita ha perdido la razón... Corre, huye, vuela, llamando a su madre... a los que queremos consolarla, ni nos oye ni nos ve.

Evarista (avanzando hacia el jardín). ¡Niña de mi alma!

Máximo (mirando al fondo). Ya viene. (Suelta a Pantoja y corre al jardín.)

Patros. El señor y el señor Marqués han logrado reducirla, y a casa la traen... (Aparece Electra, conducida por Don Urbano y el Marqués; junto a ellos Máximo. Al ver a los que están en escena, hace alguna resistencia. Suave y cariñosamente la obligan a aproximarse. Trae el pelo y seno adornado con florecillas.)

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