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Luego que César, entrando en el campamento de Pompeyo, vio los cadáveres allí tendidos de los enemigos, a los que todavía se daba muerte, prorrumpió sollozando en estas expresiones: “Esto es lo que han querido, y a este estrecho me han traído, pues si yo, Gayo César, después de haber terminado gloriosamente las mayores guerras, hubiera licenciado el ejército, sin duda me habrían condenado”. Asinio Polión dice que César pronunció estas palabras en latín en aquella ocasión, y que él las puso en griego, añadiendo que de los que murieron en la toma del campamento los más fueron esclavos, y que soldados no murieron sobre seis mil. De los infantes que fueron hechos prisioneros, César incorporó en las legiones la mayor parte, y a muchos de los más principales les dio seguridad, de cuyo número fue Bruto, el que después concurrió a su muerte, acerca del cual se dice que mientras no parecía estuvo lleno de cuidado, y que cuando después apareció salvo se alegró extraordinariamente.

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