De los ciudadanos más principales, a unos les ofreció consulados y preturas para lo venidero, a otros los acalló con algunos otros honores y dignidades, y a todos les hizo concebir esperanzas para hacerles creer que si les mandaba era porque así lo querían: en términos que, habiendo muerto el cónsul Máximo, para un solo día que restaba del año hizo nombrar cónsul a Caninio Rebilio, y como muchos fuesen a darle el parabién y acompañarle: “Apresurémonosdijo Cicerón- a hacer estos cumplidos antes que se nos anti- cipe a salir del consulado”. Sus continuadas victorias no fueron parte para que su grandeza de ánimo y su ambición se contentaran con disfrutar de lo ya alcanzado, sino que, siendo un incentivo y aliciente para lo futuro, produjeron designios de mayores empresas y el amor de una gloria nueva, como que ya se había saciado de la presente; así, su pasión no era entonces otra cosa que una emulación consigo mismo, como pudiera ser con otro, y una contienda de sus hazañas futuras con las anteriormente ejecutadas. Meditaba, pues, y preparaba hacer la guerra a los Partos, y vencidos éstos por la Hircania, rodeando el mar Caspio y el Cáucaso, pasar al Ponto, invadir la Escitia y, recorriendo luego las regiones vecinas a la Germania y la Germania misma, por las Galias volver a Italia y cerrar este círculo de la dominación romana con el Océano, que por todas partes la circunscribe. En medio de estos proyectos de guerra, intentaba cortar el istmo de Corinto, y además de esto tomar debajo de la ciudad el Aniene y el Tíber y llevarlos, por un canal profundo que doblase un poco hacia Circeos, al mar de Terracina, proporcionando de este modo corto y seguro viaje a los que hacían el comercio con Roma. Entraba también en sus planes: primero, dar salida a las lagunas de Pomecio y Secio, dejando tierras cultivables para muchos millares de hombres; segundo, correr diques con estacadas sobre el mar próximo a Roma, y, limpiando los bancos y escollos de la ribera de Ostia, hacer puertos y dársenas proporcionadas para tan activa navegación.