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Siendo todavía joven se arrimó al general Cabrias, y se ponía a su lado, sirviéndole éste de mucho para adelantar en el arte militar; mas en algunas cosas él le servía para corregir su carácter, que era desigual y arrebatado. Porque con ser Cabrias de suyo tardo y pesado, metido ya en los combates se irritaba y encendía en ira, arrojándose a los peligros temerariamente: como en Quio, que perdió la vida por ser el primero a acometer con su galera y a emprender a viva fuerza el desembarco; y siendo Foción a un tiempo prudente y activo inflamaba por una parte la detención de Cabrias y por otra contenía la prontitud inoportuna de sus ímpetus. Por esta razón, siendo Cabrias de amable y generosa índole, le miró con aprecio, y lo promovió a las comisiones y mandos, dándole a conocer a los Griegos y valiéndose de él para los encargos de mayor importancia: por el cual medio en la batalla naval de Naxo proporcionó a Foción no pequeño nombre y gloria, porque le dio el mando del ala izquierda, en la que fue más arrebatado el combate y también se decidió con suma prontitud. Como fuese, pues, esta la primera batalla naval que la ciudad dio sola después de tomada a los Griegos, y hubiese salido victorioso, tuvo en mucho más a Cabrias, y contó ya a Foción entre sus generales. Alcanzóse esta victoria en la fiesta de los grandes misterios, y Cabrias agasajó todos los años a los Atenienses con cierta medida de vino en el día 16 del mes Boedromión.

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