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Por lo que hace a presentes, es bien sabido que le envió de regalo cien talentos. Llegados que fueron a Atenas, preguntó Foción a los que conducían por qué siendo tantos los Atenienses a él solo le hacía Alejandro aquella expresión, y respondiéndoles aquellos: “Porque a ti sólo te juzga hombre recto y bueno” “¿Pues por qué no me deja- repuso Foción- serlo y parecerlo siempre?” Siguiéronle, sin embargo, a su casa, en la que no vieron más que una maravillosa sencillez, que la mujer aderezaba la comida, y que el mismo Foción, sacando por su propia mano agua del pozo, se lavaba los pies; con lo cual instaron todavía más, manifestando disgusto, y diciéndole ser cosa muy reparable que siendo amigo del rey lo pasara tan mal. Viendo entonces Foción a un pobre anciano que pasaba por la calle con una capa mugrienta, les preguntó si le reputaban peor que aquel; y diciéndole los forasteros que no los tuviese en tan mal concepto: Pues ése, les repuso, vive con menos que yo, y está contento: finalmente, si no hago uso de todo ese dinero, en vano le tendré en mi poder, y si hago uso, me desacreditaré a mí mismo, y desacreditaré al rey para con la república”. De este modo volvió a salir de Atenas aquella gran suma de dinero, haciendo ver a los Griegos ser más rico que el que la daba el que no la había menester. Incomodóse Alejandro, y volvió a escribir a Foción que no tenía por amigos a los que para nada se valían de él; mas ni aun así quiso Foción recibir el dinero y sólo pidió que pusiera en libertad a Equecrátides, a Atenodoro de Imbro y a dos Rodios. Deinarato y Espartón, presos por ciertas causas y custodiados en Sardes. Dio al punto Alejandro la libertad a éstos, y enviando a Crátero a Macedonia, le dio orden para que de estas cuatro ciudades de Asia, Quio, Gergeto, Milasa y Elea, diese a Foción la que escogiese, haciéndole presente que se enfadaría mucho más si no la admitía: pero Foción no la admitió, y Alejandro murió muy en breve. Muéstrase todavía en el barrio de Melita la casa de Foción, adornada con algunas planchas de bronce, siendo de todo lo demás pobre y sencilla,

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