Murió Catón a los cuarenta y ocho años de edad; su hijo ninguna ofensa recibió de César. Dícese de él que fue desidioso, y en punto a mujeres, no del todo irreprensible; así en Capadocia, siendo su huésped Marfadates, que era de la familia real y tenía una mujer muy bien parecida, como se detuviese más tiempo del que convenía, se le zahirió diciéndose contra él: Mañana se va Catón, al cabo de treinta días; Porcio son y Marfadates dos amigos, alma una Porque el nombre de la mujer de Marfadates en griego equivalía al del alma; y además, Noble e ilustre es Catón: es su alma un alma regia. Mas toda esta mala nota la borró y desvaneció con su muerte; porque peleando en Filipos por la libertad de la patria contra César y Antonio, como fuese vencida su división, y no quisiese ni huir ni ocultarse, provocó a los enemigos, poniéndoseles bien a la vista, trató de alentar a los que todavía, quedaban con él, y murió dejando a los contrarios admirados de su valor. Aun fue más admirable la hija de Catón, que no cedía al padre ni en modestia ni en valor. Estaba casada con Bruto, el que mató a César; tuvo parte con él en aquella conjuración, y se quitó la vida de un modo digno de su linaje y de tanta virtud, como en la Vida de Bruto lo dejamos escrito. Estatilio, aquel que quería imitar a Catón, entonces fue detenido por los filósofos, para que no se diese muerte como intentaba, pero después, habiéndose mostrado muy bien y muy útil a Bruto, murió con él en la batalla de Filipos.