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Solón, habiendo menoscabado su padre la hacienda en obras de beneficencia y caridad, como dice Hermipo, aunque no faltaba quien quisiera socorrerle, tuvo, sin embargo, vergüenza de que hubiese de vivir a expensas de otros quien descendía de una casa acostumbrada a socorrer y dar auxilios; y, por tanto, siendo todavía joven, se aplicó al comercio; con todo, algunos sostienen que el objeto de Solón en viajar fue más la instrucción y el conocimiento de la historia que el lucro o granjería; y sin duda era amante de la sabiduría el que siendo ya anciano decía que envejecía aprendiendo cada día muchas cosas. La riqueza no la tenía en mucho; antes decía que eran igualmente ricos El que posee gran copia de oro y plata, campos extensos de abundantes mieses, y mulas y caballos, y el que sólo tiene un pasar honesto que le baste a comer y vestir cómodamente; y si en mujer e hijos a esto acreces belleza y juventud, la dicha es llena. Mas en otra parte dice: Yo bien deseo en bienes ser muy rico; mas no los quiero por injustos medios, que viene al fin la inevitable pena. Y no deja de caer bien en el hombre recto y entregado a los negocios públicos, como el no afanarse por tener de sobra, el no descuidarse tampoco en adquirir lo preciso y suficiente para la vida. En aquellos tiempos, justamente ninguna ocupación, según la sentencia de Hesíodo, era abatida, ni las profesiones o ejercicios inducían diferencia; y aun el comercio tenía la gloria de que por medio de él se hacían tratables los países incultos; de que ganaba el hospedaje y amistad de algunos reyes, y de que daba a los hombres conocimiento y experiencia de muchos negocios; y algunos fundaron con ocasión de él grandes ciudades, como a Marsella Proto, que fue muy bien recibido de los Celtas del Ródano. Dícese también de Tales que ejerció el comercio, de Hipócrates y el matemático, y que a Platón le sirvió de viático en sus viajes una porción de aceite que despachó en Egipto.

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