Enviado después de esto Demetrio a sujetar los Árabes llamados Nabateos, estuvo en peligro por haber ido a parar a terrenos faltos de agua; pero habiendo asombrado a los bárbaros con no haberse turbado ni asustado él mismo, recogiendo de ellos gran botín y setecientos camellos, dio término a aquella expedición. Había sido Seleuco arrojado primero de Babilonia por Antígono; pero después la había recobrado, y posesionado de ella subía con un ejército a conquistar los pueblos confinantes con, la India y las provincias del Cáucaso, por lo que, esperando Demetrio encontrar desierta la Mesopotamia, y pasando súbitamente el Éufrates, se apresuró a caer sobre Babilonia, lanzó de una de las ciudades, porque eran dos, la guarnición de Seleuco, y apoderado de ella puso allí siete mil hombres de los suyos, y mandando a los demás soldados que tomaran del país y recogieran todo cuanto pudiesen traer consigo, regresó al mar, dejándole a Seleuco más afianzado su poder, porque con tratar tan mal la tierra daba a entender que se desistía de ella por no pertenecerle. Sitiaba Tolomeo a Halicarnaso, y yendo en auxilio de esta ciudad se la quitó de entre las manos.