La noche, como era natural, se pasó en inquietud; pero a la mañana, aunque los Macedonios estaban alborotados y recelaban del poder de Demetrio, como nadie se presentase que les inspirara temor, y Demetrio les enviase a decir que quería hablarles y sincerarse de lo sucedido, ya esto les inspiró confianza y le recibieron apaciblemente. Luego que se presentó, no necesitó de largos discursos; sino que, como aborreciesen a Antípatro por matador de su madre, y no tuviesen cosa mejor de que echar mano, le proclamaron rey y, tomándole por caudillo, le condujeron a Macedonia. A los naturales que habían quedado en el país no les era tampoco sensible esta mudanza, porque tenían en memoria y detestaban lo mal que Casandro se había portado con Alejandro después de su muerte, y si aun quedaba algún recuerdo del antiguo Antípatro, disfrutábale Demetrio por estar casado con File y tener de ésta un hijo, sucesor del reino, que ya era mocito y militaba con el padre.