11

En esta vuelta de César desde la España todos los principales salieron a recibirle a muchas jornadas; pero Antonio logró ser distinguido en sus obsequios; porque caminando en carruaje por la Italia, a Antonio lo trajo consigo, y a la espalda a Bruto Albino, y al hijo de su sobrina, Octavio, el que más adelante tomó el nombre de César e imperó sobre los Romanos largo tiempo. Cuando de allí a poco fue César nombrado cónsul por la quinta vez, tomó desde luego por colega a Antonio, siendo su intento abdicar después en Dolabela, de lo que ya llegó a hacer relación al Senado; pero como se opusiese acaloradamente Antonio, diciendo mil pestes contra Dolabela, y oyendo otras tantas, avergonzado César de su poco miramiento, no insistió más por entonces. Iba al cabo de algún tiempo a ejecutar el nombramiento de Dolabela; pero diciendo en alta voz Antonio que los agüeros eran contrarios, cedió y tuvo que abandonar a Dolabela, que quedó muy resentido. Sin embargo de todo esto, parece que César no lo aborrecía menos que a Antonio; porque se dice que, habiéndole uno hablado mal en cierta ocasión de ambos, tratando de hacerlos sospechosos, le respondió que no temía a estos gordos y tragones, sino a aquellos descoloridos y flacos, indicando a Bruto y Casio, que eran los que habían de ponerle asechanzas y darle muerte.

Share on Twitter Share on Facebook