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Hallándose Antonio en la Armenia cuando tuvo noticia de estas cosas, dispuso que al punto bajara Canidio al mar con dieciséis legiones; él, con Cleopatra, se trasladó a Éfeso, donde reunía una poderosa armada, haciendo venir naves de todas partes, pues con los transportes llegaban a ochocientas, de las cuales había dado doscientas Cleopatra, veinte mil talentos y víveres para todo el ejército durante la guerra. Antonio, a persuasión de Domicio y de algunos otros, resolvió que Cleopatra se retirara al Egipto a estar en expectación de los sucesos de la guerra; pero ella, temerosa de que se hicieran nuevos conciertos por medio de Octavia, ganó con grandes dádivas a Canidio, para que en su favor hiciera presente a Antonio que ni era justo alejar de aquella guerra a una mujer que tanto había contribuido para ella, ni convenía tampoco amortiguar al interés de los Egipcios, que tan considerable parte eran de aquellas fuerzas, fuera de que no veía que Cleopatra valiera para el consejo menos que los otros reyes aliados, siendo una mujer que por sí misma había gobernado largo tiempo un reino tan extenso, y a su lado se había formado para los mayores negocios. Al cabo esto prevaleció, porque estaba en los hados que todo el imperio había de venir a reunirse en las manos de César. Juntando, pues, aquellos sus fuerzas, se dirigieron a Samos, donde se entregaron a toda diversión y regalo; pues así como dieron órdenes a todos los reyes, potentados y tetrarcas, y a todas las naciones y ciudades comprendidas entre la Siria, la Meótide, la Armenia y el Ilirio para que enviaran y condujeran toda especie de preparativos de guerra, del mismo modo se impuso precisión a todo cómico, farsante y juglar de acudir a Samos; y mientras casi toda la tierra estaba en aflicción y llanto, una sola isla cantó y danzó por muchos, días, estando llenos los teatros y compitiendo entre sí los coros. Concurrieron al sacrificio todas las ciudades, enviando cada una un buey; los reyes iban entre sí a porfía en los convites y dádivas, de manera que llegó a decirse: “¡Cómo celebrarán éstos la victoria, cuando tales fiestas hacen para los preparativos de la guerra!”

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