Luego que se hizo de día no se detuvo ninguno de los demagogos, sino que, dándose por perdidos, huyeron; Heraclides y Teódotes se resolvieron a presentarse por sí mismos y entregarse en manos de Dion, confesando sus yerros y rogándole que lo hiciera mejor con ellos que ellos lo habían hecho con él; pues era propio de Dion, que tanto sobresalía en las demás virtudes, aventajarse también en saber domar la ira respecto de unos ingratos que ahora reconocían haber sido vencidos por él en aquella misma virtud por la que se le habían mostrado contrarios. Hechas estas súplicas por Heraclides y Teódotes, instaban a Dion sus amigos que no usara de benignidad con unos hombres malos y perversos, sino que abandonara a Heraclides al encono de los Soldados y arrancara del gobierno el vicio de captar popularidad, enfermedad furiosa, no menos perjudicial que la tiranía. Dion, para aplacarlos, les dijo que los demás generales en lo que principalmente se ejercitaban era en las armas y en la guerra, y él había gastado mucho tiempo en la Academia para estudiar cómo se domina la ira, la envidia y toda codicia; de lo que no era muestra el usar de afabilidad y dulzura con los amigos y con los hombres de bien, sino, habiendo sido agraviado, el acreditarse de compasivo y benigno con los ofensores, y que quería hacer ver que no tanto era superior a Heraclides en poder y en valor como en bondad y justicia, pues la superioridad verdadera en éstas había de ponerse. Porque en la victoria y ventajas de la guerra, cuando no las dispute ningún hombre, entra a la parte la fortuna: ¿y acaso porque a Heraclides le hiciera desleal y malo la envidia había de estragar Dion su virtud con la ira? Porque el que sea más justo el vengarse y tomar satisfacción que el ser el primero en ofender es determinación de la ley, cuando por naturaleza ambas cosas provienen de la misma debilidad; y si bien el borrar la maldad del hombre no es cosa muy hacedera, no es tampoco tan ardua y desesperada que no pueda hacérsele cambiar, vencida por los favores del que muchas veces se empeña en hacer bien.