Sacó en orden de batalla su hueste, y formándola al frente de los enemigos, se detuvo largo tiempo, porque al revistar el ejército concibió sospechas y se le hicieron denuncias contra algunos; observó además que los de caballería no estaban muy prontos para dar principio al combate, sino que siempre era su ánimo esperar a ver cuál sería el porte de la infantería. En tanto, uno de los militares más distinguidos, premiado sobresalientemente por su valor, se apea del caballo al lado del mismo Bruto y se pasa a los enemigos: llamábase Camulato. Mucha pesadumbre recibió Bruto al verlo, y ya con el enojo ya con el recelo de mayores mudanzas y traiciones. Marchó sin más dilación contra los enemigos, cuando ya el Sol tocaba en la hora nona; y por su parte vencía, yendo adelante y cargando él a la izquierda de los enemigos que se replegaban, con lo que los de caballería se alentaron, acometiendo juntamente con la infantería a los que empezaban a desordenarse; pero como los caudillos extendiesen la otra ala para que no fuese envuelta de los enemigos, a los que era inferior en número, quedó con esto descubierto el centro, y siendo más débil, no pudo resistir al choque contrario, sino que fue el primero en dar a huir. Los que lo cortaron, envolvieron al punto al mismo Bruto, que con la mano y el consejo, en medio de lo más crudo de la pelea, hizo las más insignes obras de soldado y de general para alcanzar la victoria; pero le perdió en esta ocasión lo mismo en que tuvo ventaja en la anterior batalla; porque entonces el ala vencida de los enemigos al punto se perdió toda; mas de los soldados de Casio que fueron puestos en fuga murieron pocos, y los que se salvaron, habiendo quedado tímidos y medrosos con la derrota, comunicaron su desaliento e indisciplina a la mayor parte del ejército. En esta división, Marco, el hijo de Catón, peleando y trabajando entre los jóvenes más ilustres y esforzados, no huyó ni se rindió, sino que, obrando con la mano, mostrando quién era y llamándose a sí mismo con el nombre paterno, cayó muerto entre muchos cadáveres de enemigos. Murieron con él muchos buenos, poniéndose delante en defensa de Bruto.