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Apoderándose del puerto inmediatamente después de la victoria y de haberlos perseguido, les puso sitio, y ellos en el modo que podían todavía tenían aliento para hacer salidas y pelear al pie de las murallas; mas sobreviniendo luego nuevas tropas de Atenas, quedaron completamente bloqueados, y Pericles, tomando setenta galeras, salió con ellas al mar exterior; según los más, porque venían naves fenicias en socorro de los Samios, y quería salirles al encuentro y combatirlas lo más lejos que pudiera; pero Estesímbroto dice que se encaminaba contra Chipre, lo que no es verosímil. Fuese cualquiera de estas dos su intención, pareció que no había andado cuerdo, porque mientras él seguía su viaje, Meliso el de Itágenes, varón dado a la filosofía, y que era entonces el general de Samo, despreciando el reducido número de las naves, o la inexperiencia de los jefes, persuadió a los Samios que dieran sobre los Atenienses. Trabado combate, salieron vencedores los Samios, haciendo prisioneros a muchos de aquellos, y echando a pique muchas de sus naves, con lo que quedaron dueños del mar y se proveyeron de diferentes cosas precisas para la guerra, de que antes carecían, y Aristóteles dice que el mismo Pericles había sido vencido por Meliso anteriormente en otro combate naval. Los Samios, afrentando por represalias a los Atenienses cautivos, les imprimieron lechuzas sobre la frente, porque a ellos los Atenienses les habían impreso una samena. Es la samena una nave cuya proa tiene la forma de un hocico de cerdo, ancha y como de gran vientre, buena para sostenerse en el mar y muy ligera, y tomó este nombre porque fue en Samo donde se vio primero, construida así por el tirano Polícrates. A las señales de estos yerros dicen que hace alusión aquello de Aristófanes: Es la gente de Samo muy letrada.

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