13

Tales prodigios, a lo que parece, no significaron solamente esta victoria, sino también los posteriores sucesos de que aquel combate fue un feliz preludio. Porque las ciudades, enviando embajadores, inmediatamente se unieron a Timoleón, y Mamerco, tirano de Catana, hombre guerrero y sobrado de medios, le ofreció su alianza. Mas lo mayor de todo fue que el mismo Dionisio, perdida ya toda esperanza, y estando a punto de tener que rendirse, mirando con desprecio a Hícetes, que se había dejado vencer cobardemente, y admirando a Timoleón, envió a tratar con éste y con los Corintios, poniéndose en sus manos y entregándoles el alcázar. No despreciando Timoleón tan inesperada dicha, mandó inmediatamente al alcázar a los ciudadanos corintios Euclides y Telémaco, y además trescientos soldados, no todos juntos ni de modo que se conociera, cosa imposible por estar el puerto en poder de los enemigos, sino disimuladamente divididos en paquetes. Tomaron, pues, los soldados el alcázar y los palacios, con todas las provisiones y efectos de guerra, porque había no pocos caballos, toda especie de máquinas y gran copia de dardos; de armas había unas setenta mil depositadas de largo tiempo, y tenía consigo Dionisio unos dos mil soldados, que puso con todo lo demás a disposición de Timoleón. El mismo Dionisio, tomando su caudal y no muchos de sus amigos, hizo la travesía sin ser notado de Hícetes, y llevado al campamento de Timoleón, entonces por primera vez se le vio reducido y humillado a la condición de particular; y se dispuso fuese llevado a Corinto en una sola nave con poca parte de su hacienda; habiendo sido nacido y criado en la tiranía más afamada y poderosa de todas, la que conservó diez años, habiendo pasado los doce restantes, después de la expedición de Dión, en continuas guerras y combates; pero a lo que hizo en la tiranía excedió en mucho lo que padeció arrojado de ella; porque vio las muertes de sus hijos ya crecidos y los estupros de sus hijas doncellas; y a la que era su hermana y mujer a un tiempo sufrir todavía viva en su cuerpo los más torpes insultos de sus enemigos, y que después le dieron violentamente muerte juntamente con sus hijos y la arrojaron al mar. Mas de estas cosas hemos dado razón más circunstanciada en la vida de Dión.

Share on Twitter Share on Facebook