Habiendo sido tales, según la Historia, estos dos varones, es claro que el cotejo no ha de encontrar muchas diferencias y desigualdades: las guerras en que mandaron ambos fueron contra los más ilustres enemigos; la del uno contra los Macedonios, y la del otro contra los Cartagineses; sus victorias fueron asimismo sumamente celebradas, habiendo tomado el uno la Macedonia y extinguido la sucesión de Antígono en el séptimo rey, y arrancado el otro todas las tiranías de la Sicilia y dado a esta isla libertad e independencia: como no quiera alguno alegar en favor de Emilio que vino a las manos con Perseo cuando estaba en su mayor poder y acababa de vencer a los Romanos, siendo así que Timoleón acometió a Dionisio cuando ya estaba desalentado y quebrantado del todo, y a la inversa, en favor de Timoleón, que venció a muchos tiranos y las poderosas fuerzas de los Cartagineses, con el ejército que a suerte pudo recoger; no como Emilio, con hombres ejercitados en la guerra y prontos a obedecer, sino con soldados mercenarios sin disciplina y acostumbrados a no oír otra voz que la de su voluntad: así es que se da la gloria a uno y otro general de haber conseguido iguales triunfos con medios desiguales.