38

Llevados a cabo muchos y grandes negocios, fue acometido de una enfermedad peligrosa al principio, pero después sin riesgo, aunque trabajosa y de desesperada curación. Persuadiéronle los médicos que pasase a Elea de Italia [Velia], donde permaneció largo tiempo en países litorales, en que gozaba de la mayor quietud; pero los Romanos deseaban verle, y en los teatros se habían dejado oír muchas voces que indicaban este deseo; por lo que, como fuese preciso un solemne sacrificio y se sintiese con alivio, regresó a Roma. Celebró, pues, el indicado sacrificio con los demás sacerdotes, concurriendo mucho pueblo, y manifestándose muy contento, y al día siguiente sacrificó él mismo a los Dioses otra vez por su salud. Cumplida esta segunda ceremonia, volvió a su casa y se acostó; y sin advertir o conocerse novedad, cayó en un accidente que le privó de todo sentido, y murió al tercero día, sin que en vida hubiese podido echar de menos nada de cuanto los hombres creen que conduce para la felicidad. Hasta la solemnidad de su enterramiento fue de gran aparato y digna de verse, correspondiendo a la virtud de tal varón sus magníficos y concurridos funerales. No se echaban de ver en éstos el oro ni el marfil, ni los exquisitos y preciosos adornos de tal pompa, sino la benevolencia, el respeto y el amor, no solamente de parte de los ciudadanos, mas aun de los enemigos; pues cuantos se hallaron presentes de los Españoles, los Ligures y los Macedonios, si eran jóvenes y robustos, echaban- mano al féretro y le conducían sobre sus hombros; y los más ancianos iban en rededor de él, aclamando a Emilio por bienhechor y salvador de su respectiva patria. Porque no solamente los trató a todos blanda y humanamente mientras los gobernó, sino que por toda la vida les hizo cuanto bien pudo y cuidó de ellos como si fueran sus familiares y deudos. Su hacienda dicen que apenas ascendió a trescientos setenta mil denarios, de la que dejó por herederos a sus hijos; pero Escipión el menor dejó que toda la llevase su hermano, habiendo él pasado por adopción a una casa muy rica, como lo era la de Africano. Tal se dice haber sido las costumbres y la vida de Paulo Emilio.

Share on Twitter Share on Facebook