Es opinión que Marco Claudio, el que fue en Roma cinco veces cónsul, era hijo de otro Marco, y que entre los de su casa empezaron a llamarle Marcelo, lo que se interpreta Marcial, según nos dejó escrito Posidonio. Era realmente guerrero en el ejercicio y los conocimientos; en su cuerpo, robusto; en las manos, ágil, y en su índole, muy inclinado a la guerra; y si bien en los combates se mostraba intrépido y fiero, en todo lo demás era prudente y humano, y aficionado a la literatura y escritos de los Griegos, hasta apreciar y admirar a los que en aquella sobresalían; aunque por sus ocupaciones no le fue dado aprender y ejercitarse en ella según sus deseos. Porque si Dios a algunos hombres, como dice Homero, De juventud hasta la edad cansada les concedió acabar sangrientas lides esto se verificó también con los principales Romanos de aquella edad, los cuales, de jóvenes, hicieron la guerra a los Cartagineses en Sicilia, en la edad varonil a los Galos por defender la Italia, y en la vejez otra vez a Aníbal y los Cartagineses, no pudiendo tener, como otros, reposo en sus últimos años, sino siendo llamados continuamente a los ejércitos y a los mandos, según su generosa índole y su virtud.