10

Designado cónsul con Valerio Flaco, su amigo y deudo, le tocó por suerte la provincia que llaman los Romanos España Citerior. Mientras allí vencía a unos pueblos con las armas y atraía a otros con la persuasión vino contra él un ejército de bárbaros tan numeroso: que corrió peligro de ser vergonzosamente atropellado; por lo cual imploró el auxilio de los Celtíberos, que estaban cercanos. Pidiéronle éstos por precio de su alianza doscientos talentos, y teniendo todos los demás por cosa intolerable que los Romanos se reconocieran obligados a pagar a los bárbaros aquel precio de su auxilio, les replicó Catón que nada había en ello de malo, pues si vencían, serían los enemigos quienes lo pagasen, y si eran vencidos, no existirían ni los que lo habían de pagar ni los que lo habían de pedir. Salió por fin vencedor en batalla campal, y todo le sucedió prósperamente: diciendo Polibio que a su orden todas las ciudades de la parte de acá del río Betis en un mismo día demolieron sus murallas, no obstante ser en gran número y estar pobladas de hombres guerreros. El mismo Catón dice haber sido más las ciudades que tomó que los días que estuvo en España; y no es una exageración suya si es cierto que llegaron a trescientas. Fue mucho lo que los soldados ganaron en aquella expedición, y, sin embargo, repartió además a cada uno una libra de plata, diciendo que era mejor volviesen muchos con plata que pocos con oro; pero de tanto como se cogió dice no haber tomado para sí más que lo necesario para comer y beber. “No es esto que yo acuse- decía- a los que procuran aprovecharse de estas cosas, sino que quiero más contender en virtud con los buenos que en riqueza como los más ricos, o en codicia con los más acaudalados.” Ni solamente él mismo se conservó puro, sin haber tomado nada, sino que hizo se conservaran también puros los que tenla consigo en aquella expedición, que no eran más que cinco esclavos. Uno de éstos, llamado Paccio, compró de entre los cautivos tres mozuelos, y habién- dolo llegado a entender Catón, mandó que lo ahogasen antes que se pusiese delante, y vendiendo los tres mozuelos, hizo poner el precio en el erario.

Share on Twitter Share on Facebook