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Como algunos Persas no quisiesen abandonar el Quersoneso, y aun llamasen de más arriba a los Tracios, con desprecio de Cimón, partió éste de Atenas con poquísimas naves, en busca de ellos, y con solas cuatro naves les tomó trece. Lanzando, pues, a los Persas y derrotando a los Tracios, puso bajo la obediencia de Atenas todo el Quersoneso. Después, venciendo por mar a los Tasios, que se habían rebelado a los Atenienses, les tomó treinta y tres naves, se apoderó, por sitio, de su ciudad, adquirió para Atenas las minas de oro que estaban al otro lado y ocupó todo el terreno sobre que dominaban los Tasios. De allí, pudiendo pasar a la Macedonia y ganar mucha parte de ella, como pareciese que lo había dejado por no querer, se le atribuyó que por el rey Alejandro había sido sobornado con presentes, sobre lo que tuvo que defenderse, persiguiéndole con encarnizamiento sus enemigos En su apología, ante los jueces, dijo que no había tenido hospedaje como otros entre los Jonios o los Tésalos, que son ricos, para recibir honores y agasajos, sino entre los Lacedemonios, cuya moderación y sobriedad había procurado imitar y aplaudir, no teniendo en nada la riqueza y si preciándose de haber enriquecido su ciudad con la opulencia de los enemigos. Haciendo Estesímbroto mención de este juicio, refiere que Elpinice, rogada por Cimón, fue a llamar a la puerta de Pericles, porque éste era el más violento de los acusadores, y que él, echándose a reír: “Vieja estás- le dijo-, vieja estás, Elpinice, para manejar tan arduos negocios”; mas que con todo, en la vista de la causa se mostró muy benigno con Cimón, no habiéndose levantado durante la acusación más que una sola vez, como para cumplir.

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