Los Partos, aunque por la noche sintieron su partida, no los persiguieron; pero a la mañana, pasando al campamento, acabaron con los que en él habían quedado, que no bajarían de cuatro mil; y a muchos que se habían perdido por aquellas llanuras les dieron alcance partidas de caballería. A cuatro cohortes que el legado Vargunteyo había separado del cuerpo del ejército, y que habían errado el camino, las sorprendieron en un collado, y sin embargo de que se defendieron con valor, no pudieron evitar el ser pasadas a cuchillo, a excepción solamente de veinte hombres; pues maravillados de que éstos con sus espadas trataran de abrirse camino entre ellos, se abstuvieron de herirlos, y les permitieron que sin ofensa se retiraran a Carras. Diose a Surenas un aviso falso, diciéndosele que Craso había huído con los principales, y que la muchedumbre que se había refugiado a Carras era una mezcla de hombres de quienes no se debía hacer ninguna cuenta. Creyó, pues, haber perdido el blanco principal de su victoria; mas, dudoso todavía, y deseando informarse de lo cierto para sitiar a Craso si allí estaba, o perseguirle en otro caso sin detenerse con los de Carras, envió a esta ciudad uno de los que estaban con él que sabía ambos idiomas, dándole orden de que en lengua romana llamara al mismo Craso o a Casio, manifestando que Surenas venía a tratar con ellos. Díjolo éste como se le había mandado, y luego que se dio parte a Craso aceptó la convocación. Al cabo de poco vinieron asimismo de parte de los bárbaros unos Árabes, que conocían de vista a Craso y Casio por haber estado con ellos en el campamento antes de la batalla; y éstos, viendo a Casio sobre la muralla, le dijeron que Surenas estaba dispuesto a tratar de paz y les concedía ir salvos, con tal que admitieran la amistad del rey y abandonaran la Mesopotamia, porque consideraba que esto era lo que a unos y a otros convenía más que llegar a los últimos extremos. Admitiencio la proposición Casio, y diciéndoles que deseaba se determinara el lugar y tiempo en que Craso y Surenas tendrían su entrevista, prometieron que así lo harían, y marcharon.