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Él fue después el primero que hizo presentación de sus haberes; y su padrastro Megistónoo, cada uno de sus amigos, y por fin todos los ciudadanos, habiéndose repartido el territorio. Asignó en esta distribución su suerte a cada uno de los que él mismo había desterrado, y se comprometió a restituirlos luego que todo estuviese tranquilo. Llenó el número de ciudadanos con los más apreciables de los colonos, formando con ellos una división de cuatro mil infantes, y habiéndoles enseñado a manejar con ambas manos la azcona en lugar de la lanza, y a embrazar el escudo por el asa y no por la correa, convirtió su cuidado a los ejercicios y educación de los jóvenes, en lo que tuvo por principal auxiliador a Esfero, que allí se hallaba. Con esto, en breve los ejercicios y banquetes espartanos se pusieron en el pie conveniente, y unos pocos por necesidad, la mayor parte por gusto, se redujeron a aquel método de vida incomparable y enteramente espartano. Con todo, para suavizar el nombre de monarquía, designó para reinar con él a su hermano Euclidas, y sólo entonces se verificó tener los Espartanos los dos reyes de una de las dos casas.

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