XIV

Así es como refieren haber pasado los sucesos de esta batalla los que en ella se encontraron, reconociendo que no estaban instruidos en las particularidades de cuanto ocurrió, por el mismo desorden y por lo extraño del resultado. Caminando yo, al cabo del tiempo, por el sitio, Mestrio Floro, varón consular, que había sido del número de los jóvenes que, no por su voluntad, sino por fuerza, acompañaron a Otón; me mostró un viejo templo y entonces me refirió que, yendo allá después de la batalla, vio un montón de muertos tan alto que tocaba el frontón. Inquiriendo sobre la causa, decía que no la había encontrado, ni quien se la declarase, pues si bien en las guerras civiles, cuando llega el momento de una derrota, es preciso que mueran muchos más, por no hacerse cautivos, porque no hay para qué guardar a los que se cogen, para aquel amontonamiento y hacinamiento no hay ninguna causa racional y probable.

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