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Restituido Pirro a su reino, celebró la anterior batalla con grande regocijo, volviendo lleno de gloria y de engreimiento, y como los Epirotas le dieran el nombre de águila, “por vosotros- les dijo- soy águila; ¿y cómo no lo seré, elevado en alto como con alas por vuestras armas?” De allí a poco tiempo, sabiendo que Demetrio se hallaba peligrosamente enfermo, invadió repentinamente la Macedonia como para hacer correrías y talar el país, y estuvo en poco el que se apoderase de todo y ocupase sin contradicción el reino, llegando hasta Edesa sin que nadie le resistiese, y antes reuniéndosele muchos y peleando a sus órdenes. Dio el peligro a Demetrio un aliento superior a sus fuerzas, y congregando sus amigos y generales gran copia de gente en poco tiempo, se fueron resuelta y denodadamente contra Pirro. Este, que había venido para recoger botín, más que para otra cosa, no los aguardó, sino que se puso en retirada, en la que perdió parte de sus tropas, persiguiéndole los Macedonios. Y aunque no por haberle tan fácil y prontamente arrojado de su país se descuidó ya Demetrio, con todo, teniendo resuelto emprender grandes cosas y recuperar el imperio paterno con cien mil hombres y quinientas naves, no creyó conveniente enredarse con Pirro, ni dejar a los Macedonios un vecino activo y peligroso, por lo que, no pudiendo detenerse a hacerle la guerra, determinó ajustar paz con él para marchar contra los otros reyes. Hechos los tratados y descubierta la idea de Demetrio por los mismos preparativos, temerosos los reyes, enviaron embajadores y cartas a Pirro, diciéndole extrañaban mucho que, abandonando la oportunidad que tenía en la mano, esperase la de Demetrio para hacerle la guerra, y que pudiendo arrojarle de la Macedonia, mientras causaba sustos y los recibía, aguardara a tener que contender con él, desembarazado ya y con mayor poder, en defensa de los templos y sepulcros de los Molosos; y esto cuando poco antes le había arrebatado a Corcira, juntamente con la mujer: porque Lanasa, disgustada con Pirro porque mostraba más aficción a las mujeres bárbaras, se había retirado a Corcira, y aspirando a otro matrimonio regio había llamado a Demetrio, sabedora de que era más inclinado que los otros reyes a enlazarse con muchas mujeres, y él, acudiendo al llamamiento, se había enlazado con Lanasa y había dejado guarnición en la ciudad.

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