Fábula XVI. La Hacha y el Mango.

Un hombre, que en el bosque se miraba

Con una Hacha sin Mango, suplicaba

Á los árboles diesen la madera

Que más sólida fuera,

Para hacerle uno fuerte y muy durable.

Al punto la arboleda innumerable

Le cedió el acebuche. Y él contento,

Perfeccionando luego su instrumento,

De rama en rama va cortando á gusto

Del alto roble el brazo más robusto.

Ya los árboles todos recorría,

Y mientras los mejores elegía,

Dijo la triste Encina al Fresno: «Amigo,

¡Infeliz del que ayuda á su enemigo!»