Fábula XV. El Raposo y el Lobo.

Un triste Raposo

Por medio del llano

Marchaba sin piernas,

Cual otro soldado,

Que perdió las suyas

Allá en Campo Santo.

Un Lobo le dijo:

—Hola, buen hermano,

Diga, ¿en qué refriega

Quedó tan lisiado?

—¡Ay de mí! responde;

Un maldito rastro

Me llevó á una trampa,

Donde por milagro,

Dejando una pierna,

Salí con trabajo.

Después de algún tiempo

Iba yo cazando[457],

Y en la trampa misma

Dejé pierna y rabo.—

El Lobo le dice

—Creíble es el caso:

Yo estoy tuerto, cojo

Y desorejado

Por ciertos mastines,

Guardas de un rebaño.

Soy de estas montañas

El Lobo decano,

Y como conozco

Las mañas de entrambos,

Temo que acabemos,

No digo enmendados,

Sino tú en la trampa,

Y yo en el rebaño.

Que el ciego apetito

Pueda arrastrar tanto

Á los brutos, pase,

¡Pero á los humanos!

Share on Twitter Share on Facebook