Fábula XVII. La Serpiente y la Lima.

En casa de un cerrajero

Entró la serpiente un día,

Y la insensata mordía

En una Lima de acero.

Díjole la Lima:—El mal,

Necia, será para ti:

¿Cómo has de hacer mella en mí,

Que hago polvos el metal?

Quien pretende, sin razón,

Al más fuerte derribar,

No consigue sino dar

Coces contra el aguijón.