Fábula XIX. La Oveja y el Ciervo.

Un celemín de trigo

Pidió á la Oveja el Ciervo, y la decía:

—Si es que usted de mi paga desconfía,

Á presentar me obligo

Un fiador desde luego,

Que no dará lugar á tener queja.

—¿Y quién es éste? preguntó la Oveja.

—Es un lobo abonado, llano y lego.

—¡Un lobo! ya; mas hallo un embarazo:

Si no tenéis más fincas que él sus dientes,

Y tú los pies para escapar valientes,

¿Á quién acudiré cumplido el plazo?

Si, quién es el que pide y sus fiadores,

Antes de dar prestado se examina,

Será menor, sin otra medicina,

La peste de los malos pagadores.

Share on Twitter Share on Facebook