Fábula XVII. El Asno y el Caballo.

—¡Ah! ¡quien fuese Caballo!

Un Asno melancólico decía:

«Entonces sí que nadie me vería

Flaco, triste y fatal como me hallo.

Tal vez un caballero

Me mantendría ocioso y bien comido;

Dándose su merced por muy servido

Con corvetas y saltos de carnero.

Trátanme ahora como vil y bajo,

De risa sirve mi contraria suerte:

Quien me apalea más, más se divierte,

Y menos como, cuando más trabajo.

No es posible encontrar sobre la tierra

Infeliz como yo.» Tal se juzgaba,

Cuando al Caballo ve como pasaba

Con su jinete y armas á la guerra.

Entonces conoció su desatino;

Rióse de corvetas y regalos,

Y dijo: Que trabaje y lluevan palos;

No me saquen los dioses de Pollino.