Fábula XVI. Las Ranas pidiendo rey.

Sin rey vivía libre, independiente,

El pueblo de las Ranas felizmente.

La amable libertad sólo reinaba

En la inmensa laguna que habitaba.

Mas las Ranas al fin un rey quisieron:

Á Júpiter excelso lo pidieron.

Conoce el Dios la súplica importuna,

Y arroja un rey de palo á la laguna:

Debió de ser sin duda buen pedazo,

Pues dió su Majestad tan gran porrazo

Que el ruido atemoriza al reino todo:

Cada cual se zambulle en agua ó lodo;

Y quedan en silencio tan profundo,

Cual si no hubiese Ranas en el mundo.

Una de ellas asoma la cabeza,

Y viendo á la real pieza,

Publica que el monarca es un zoquete.

Congrégase la turba y, por juguete,

Lo desprecian, lo ensucian con el cieno,

Y piden otro rey, que aquel no es bueno.

El padre de los dioses irritado,

Envía á un culebrón, que á diente airado

Muerde, traga, castiga,

Y á la mísera grey al punto obliga

Á recurrir al dios humildemente.

Padeced, les responde, eternamente:

Que así castigo á aquel que no examina

Si su solicitud será su ruina.

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