Fábula VII. El Hombre y la Culebra.

Á una Culebra, que de frío yerta

En el suelo yacía medio muerta,

Un Labrador cogió; mas fué tan bueno,

Que incautamente la abrigó en su seno.

Apenas revivió, cuando la ingrata

Á su gran bienhechor traidora mata.