Fábula XII. El Amor y la Locura.

Habiendo la Locura

Con el Amor reñido,

Dejó ciego de un golpe

Al miserable niño.

Venganza pide al cielo

Venus, ¡mas con qué gritos!

Era madre y esposa,

Con esto queda dicho.

Queréllase á los dioses

Presentando á su hijo:

—¿De qué sirven las flechas,

De qué el arco á Cupido,

Faltándole la vista,

Para asestar sus tiros?

Quítensele las alas,

Y aquel ardiente cirio,

Si á su luz ser no pueden

Sus vuelos dirigidos.—

Atendiendo á que el Ciego

Siguiese su ejercicio,

Y á que la delincuente

Tuviese su castigo,

Júpiter, presidente

De la asamblea, dijo:

Ordeno á la locura

Desde este instante mismo,

Que eternamente sea

De Amor el lazarillo.