Fábula III. El Milano enfermo.

Un Milano, después de haber vivido

Con la conciencia peor que un forajido,

Enfermó gravemente.

Supuesto que el paciente

Ni á Galeno ni á Hipócrates leía,

Á bulto conoció que se moría.

Á los dioses desea ver propicios,

Y ofrecerles entonces sacrificios

Por medio de su madre, que afligida

Rogaría sin duda por su vida.

Mas ésta le responde:—Desdichado,

¿Cómo podré alcanzar para un malvado

De los dioses clemencia,

Si, en vez de darles culto y reverencia,

Ni aun perdonaste á víctima sagrada

En las aras divinas inmolada?

Así queremos, irritando al cielo,

Que en la tribulación nos dé consuelo.