Más ligera que el viento
Precipitada huía
Una inocente Cierva
De un cazador seguida.
En una obscura gruta,
Entre espesas encinas,
Atropelladamente
Entró la fugitiva.
Mas ¡ay! que un León sañudo,
Que allí mismo tenía
Su albergue, y era susto
De la selva vecina,
Cogiendo entre sus garras
Á la res fugitiva,
Dió con cruel fiereza
Fin sangriento á su vida.
Si al evitar los riesgos
La razón no nos guía,
Por huir de un tropiezo
Damos mortal caída.