IV

Y creo que lo venceré, si primeramente te demuestro que nada sufro que pueda hacerme pasar por desgraciado, y menos aún para hacer desgraciados a los que me tocan de cerca; si hablando en seguida de ti, te pruebo que tu suerte no es tampoco más deplorable, puesto que depende por completo de la mía. Te diré en primer lugar lo que tu cariño tiene prisa por saber: que no experimento ningún mal; y si no te convenzo, te demostraré hasta la evidencia que no me son intolerables las penas de que me crees agobiado. Si no pudieses creerlo, mayor razón tendría para felicitarme al encontrar la dicha en medio de cosas que ordinariamente forman la desgracia de los demás. No creas lo que otros te digan de mí: para libertarte de inquietudes por opiniones inciertas, yo mismo te aseguro que no soy desgraciado. Y añadiré, para tranquilizarte más, que ni siquiera puedo llegar a serlo.

Share on Twitter Share on Facebook