Entre OTAVIO.- [Dichas.]
OTAVIO Yo pienso que me canso en enseñarla,
porque es querer labrar con vidro un pórfido;
ni el danzar ni el leer aprender puede, 425
aunque está menos ruda que solía.
FINEA ¡Oh padre mentecato y generoso,
bien seas venido!
OTAVIO ¿Cómo mentecato?
FINEA Aquí el maestro de danzar me dijo
que era yo mentecata, y enojéme; 430
mas él me respondió que este vocablo
significaba una mujer que riñe,
y luego vuelve con amor notable;
y como vienes tú riñendo agora,
y has de mostrarme amor en breve rato, 435
quise también llamarte mentecato.
OTAVIO Pues hija, no creáis a todas gentes,
ni digáis ese nombre, que no es justo.
FINEA No lo haré más. Mas diga, señor padre:
¿sabe leer?
OTAVIO Pues, ¿eso me preguntas? 440
FINEA Tome, ¡por vida suya!, y éste lea.
OTAVIO ¿Este papel?
FINEA Sí, padre.
OTAVIO Oye, Finea:
(Lea ansí.)
«Agradezco mucho la merced que me has hecho, aunque toda esta noche la he pasado con poco sosiego, pensando en tu hermosura.»
FINEA ¿No hay más?
OTAVIO No hay más; que está muy justamente
quemado lo demás. ¿Quién te le ha dado?
FINEA Laurencio, aquel discreto caballero 445
de la academia de mi hermana Nise,
que dice que me quiere con extremo.
OTAVIO [Aparte.]
(De su ignorancia, mi desdicha temo.
Esto trujo a mi casa el ser discreta
Nise: El galán, el músico, el poeta, 450
el lindo, el que se precia de oloroso,
el afeitado, el loco y el ocioso.)
¿Hate pasado más con este, acaso?
FINEA Ayer, en la escalera, al primer paso,
me dio un abrazo.
OTAVIO [Aparte.]
(¡En buenos pasos anda 455
mi pobre honor, por una y otra banda!
La discreta, con necios en concetos,
y la boba, en amores con discretos.
A esta no hay llevarla por castigo,
y más que lo podrá entender su esposo.) 460
Hija, sabed que estoy muy enojado.
No os dejéis abrazar. ¿Entendéis, hija?
FINEA Sí, señor padre; y cierto que me pesa,
aunque me pareció muy bien entonces.
OTAVIO Solo vuestro marido ha de ser digno 465
de esos abrazos.