Escena XV

CLARA, FINEA.

   

FINEA: ¿Has visto, Clara, 850

lo que es amor? ¡Quién pensara

tal cosa!

 

CLARA: No hay pepitoria

que tenga más menudencias

de manos, tripas y pies.

 

FINEA: Mi padre, como lo ves, 855

anda en mil impertinencias.

Tratado me ha de casar

con un caballero indiano,

sevillano o toledano.

Dos veces me vino a hablar, 860

y esta postrera sacó

de una carta un naipecito

muy repulido y bonito,

y luego que le miró

me dijo: «Toma, Finea, 865

ese es tu marido.» Y fuese.

Yo, como, en fin, no supiese

esto de casar qué sea,

tomé el negro del marido,

que no tiene más de cara, 870

cuera y ropilla; mas, Clara,

¿qué importa que sea pulido

este marido o quien es,

si todo el cuerpo no pasa

de la pretina? Que en casa 875

ninguno sin piernas ves.

 

CLARA: ¡Pardiez, que tienes razón!

¿Tiénesle ahí?

 

FINEA: Vesle aquí.

(Saca un retrato.)

 

CLARA: ¡Buena cara y cuerpo!

 

FINEA: Sí;

mas no pasa del jubón. 880

 

CLARA: Luego este no podrá andar.

¡Ay, los ojitos que tiene!

 

FINEA: Señor, con Nise...

 

CLARA: ¿Si viene

a casarte...?

 

FINEA: No hay casar;

que este que se va de aquí 885

tiene piernas, tiene traza.

 

CLARA: Y más, que con perro caza;

que el mozo me muerde a mí.

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