Escena III

DICHOS y TERESA. El mismo traje aproximadamente que RITA. Trae sobre la cabeza una herrada llena de agua que rebosa y le cae sobre los hombros. PALMIRA viene cogida a la falda de su madre.

TERESA.

(Se detiene frente a ROQUE). Pero ¿marchas? ¿No cenas? ¿No has dicho…?

ROQUE.

Lo que digo es que me debo a los míos.

TERESA.

¿Los tuyos? (Deja la herrada en tierra).

ROQUE.

Los míos son mis compañeros; los explotados, los miserables… ¡En fin, a callar! Dale chocolate a Rita y déjala que se acueste.

PALMIRA.

¡Padre, padre! (En tono de queja).

ROQUE.

¿Qué hay, pulga? (Coge en brazos a PALMIRA que te enseña las manos vacías).

PALMIRA.

Mira; madre me ha quitado la peseta que me había dado un señorito muy bueno.

ROQUE.

¡Una peseta! (Deja a PALMIRA en el suelo). ¿Un señorito? A ver tú (A TERESA), ¿qué es esto?

MINERO 1.º.

Vaya, Roque, hasta luego. Nosotros vamos andando.

MINERO 3.º.

Si vas, vas.

ROQUE.

No, espera. Quiero que veáis esto. Teresa, ya sabes mi genio. Aquí ha habido limosna. Esa peseta… ¿dónde está? ¿De quién es? ¿Qué señorito anduvo aquí? Tu señorito; tu antiguo amo, ¿no es eso? El sietemesino burgués que vino ayer a estudiar ahí dentro, en la mina, cómo sudábamos los pobres, cómo exponía la vida el obrero a cada momento. Ése fue. ¡Rayo en él y en ti! Ea, pronto; ¿dónde está esa peseta?

TERESA.

La peseta, aquí está; quien se la dio a la niña, no lo sé. Yo no he visto aquí a ningún señorito; ni al mío, ni a ninguno.

ROQUE.

¡Rayo de Dios! Nadie te pide excusas. ¿Por qué?

TERESA.

Por nada; pero como dices…

ROQUE.

Tu señorito será un ángel, pero es un señorito, un miserable, como todos, que no creerá en la honra del pobre… venga esa limosna. El obrero no quiere limosna.

TERESA.

Pero… si no es limosna.

ROQUE.

¡Venga!

PALMIRA.

¡Es mía! ¡Es mía! (Llorando).

ROQUE.

¡Es del diablo! (Arroja la moneda lejos). ¡A callar todo el mundo! Ya lo veis amigos; yo predico, y hago lo que predico. La limosna envilece. La caridad, ¡pamplina!, ¡humillación! ¡Derecho! ¡Justicia! ¡Venganza!

MINEROS.

¡Eso, eso!

ROQUE.

¡Adelante! (Se dirige hacia la izquierda). Cena y apaga la lumbre. ¡Ah! Y no olvides el chocolate de mi hermana.

MINERO 1.º.

Teresa, buenas noches.

MINERO 2.º.

Que te alivies, Rita.

ROQUE.

No; pídele a Dios que sane, o que se muera; porque para el pobre, la enfermedad es el infierno. ¡Oh; por qué no habrá un gas malo, allá arriba, en las nubes, para que estallase, y saltara el cielo, el mundo, como revienta allá dentro la mina!…

TERESA.

Pero oye, Roque (En voz baja); mira que no hay…

ROQUE.

Que no hay justicia en la tierra; ya lo sé. A eso vamos; a buscarla. ¡Adelante, adelante!

(Sale por la izquierda con los demás mineros).

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