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Pues que se han expuesto las ajenas opiniones acerca de la nobleza y se ha demostrado que me es lícito el reprobarlas, argumentaré la parte de la canción que tal reprueba, que comienza, como antes se ha dicho: Quien define: El hombre es un leño con alma. Y así se ha de saber que la opinión del emperador -aunque errónea- en una partícula, a saber, donde dice: buenos hábitos, apuntó a los hábitos de la nobleza; y por eso en esa parte no se ha de reprobar. Nos proponemos reprobar la otra partícula, que por la naturaleza de nobleza es completamente diversa; la cual parece decir dos cosas cuando dice: antigua riqueza, es decir, tiempo y riquezas, las cuales son completamente diversas de nobleza, como se ha dicho, y como más abajo se demostrará. Y por eso al reprobar se hacen dos partes: primeramente se reprueba lo de que las riquezas sean causa de nobleza; luego se reprueba que lo sea el tiempo. La segunda parte comienza: No quieren que el villano noble se haga.

Se ha de saber que, reprobadas las riquezas, se reprueba no sólo la opinión del Emperador en cuanto hace a las riquezas, sino también del vulgo todo, que sólo en las riquezas la fundaba. La primera parte se divide en dos, en la primera de las cuales se dice, en general, que el Emperador erró en la definición de Nobleza; en segundo término, se muestra el porqué, y comienza esta segunda parte: Que las riquezas, como se cree.

Digo, pues, Quien define: El hombre es un leño animado, primeramente no dice verdad, es decir, dice falsedad en cuanto dice leño; y luego no habla por entero, es decir, habla con defecto en cuanto dice animado y no dice racional, que es la diferencia por la cual el hombre se distingue de la bestia. Luego digo que de este modo erró al definir aquel que tuvo Imperio, no diciendo Emperador, sino aquel que tuvo Imperio, para demostrar, como se ha dicho más arriba, que determinar cosa tal es ajeno al imperial oficio. Luego digo que erró igualmente porque atribuyó falso sujeto a la Nobleza, a saber: la antigua riqueza, y luego procedió en forma defectuosa, o sea diferencia, a saber: buenos hábitos, los cuales no comprenden todas las formalidades de la Nobleza, sino muy pequeña parte, como más abajo se demostrará. Y no se ha de dejar, aunque calle el texto, que meser el emperador no erró en este punto solamente en las partes de la definición, mas también en el modo de definir -aunque, según pregona de él la fama, fuese lógico y muy docto-, porque más dignamente se define la Nobleza por los efectos que por los principios, puesto que parece tener razón de principio que no se puede percibir por las cosas primeras, sino por las posteriores. Luego, cuando digo: Que las riquezas, como se cree, demuestro que no pueden ser causa de Nobleza, porque son viles, y demuestro que no pueden darla ni quitarla, porque están muy desunidas de la nobleza. Y pruebo que son viles, por un principalísimo y manifiesto defecto, y hago tal cuando digo: Por viles se las tiene, etc. Por último, deduzco, en virtud de lo que antes ha dicho, que no están unidas a la Nobleza,, por no seguir el efecto de la unión.

Así pues, se ha de saber que, conforme quiere el filósofo, todas las cosas que hacen alguna cosa es menester que primeramente estén perfectamente en aquel ser. Por lo que dice en el séptimo de la Metafísica: «Cuando una cosa se engendra de otra, se engendra de aquélla estando en aquel ser». Además, se ha de saber que toda cosa que se destruye, se destruye tanto precediendo alguna alteración, y toda cosa alterada es menester que esté unida con la alteración, como quiere el filósofo en el séptimo de la Física y en el primero de Generación. Una vez estas cosas propuestas, continúo y digo que las riquezas, como otro creía, no pueden dar Nobleza, y para demostrar que hay gran diversidad entre ellas, digo que no la pueden quitar a quien la tiene. No la pueden dar, puesto que por naturaleza son viles, y por su vileza, contrarias a Nobleza. Y aquí se entiende por vileza, degeneración, lo cual es opuesta a Nobleza, como quiera que un contrario no es factor del otro, ni lo puede ser, por la razón susodicha. La cual se añade al texto al decir: Pues quien pinta una figura, si no puede estar en ella, no la puede exponer. Así, pues, ningún pintor podría exponer figura alguna, si en su intención no se hiciese él primeramente cuál debe ser la figura. Tampoco la pueden quitar, porque están muy lejos de Nobleza; y por la razón antes dicha, de que para corromper o alterar alguna cosa es menester estar unida a ella; y por eso añade: ni la enhiesta torre, desvía al río que de lejos corre; lo cual no quiere decir sino que, respondiendo a lo que antes se ha dicho, que las riquezas no pueden quitar Nobleza, diciendo que la Nobleza es como una enhiesta torre y las riquezas cual río que de lejos corre.

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