Muchos del rey se van con el Cid a Valencia
Los infantes acompañados por Pedro Bermúdez
En su caballo Babieca el Cid Ruy Díaz montó:
“Aquí lo quiero decir ante mi rey y señor: quien desee ir a las bodas o recibir algún don puede venirse conmigo, no habrá de perderlo, no”.
De su señor don Alfonso el Cid ya se despidió, no quiere que le acompañe, de él allí se separó.
Vierais allí caballeros, y muy apuestos que son, besar las manos al rey Alfonso en señal de adiós.
“Concedednos vuestra gracia y dadnos vuestro perdón, al mando del Cid nos vamos a Valencia la mayor.
Veremos las bodas de los infantes de Carrión
y de las hijas del Cid doña Elvira y doña Sol”.
Mucho que le place al rey y a todos permiso dio, crece el séquito del Cid, pero el del rey se amenguó, mucha gente es la que va con Mío Cid Campeador.
Para Valencia caminan la que en buenhora ganó.
A don Diego y don Fernando por compañía les dio al buen don Pedro Bermúdez, al buen don Muño Gutioz; no tiene el Cid en su casa un caballero mejor.
Ellos así irán sabiendo cómo son los de Carrión.
Con ellos va Ansur González, bullanguero y hablador, muy largo de lengua era y no tanto de valor.
Muchas honras hacen a los infantes de Carrión.
Ya los tenéis en Valencia, la que Mío Cid ganó.
Y cuando más se acercaron su alegría era mayor.
A don Pedro y a don Muño les dice el Campeador:
“Que tengan un buen albergue los infantes de Carrión y vos quedáos con ellos, que así os lo mando yo.
Cuando venga la mañana y en cuanto que apunte el sol a sus esposas verán, doña Elvira y doña Sol.”