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Doña Jimena y las hijas se muestran satisfechas Allí le besan las manos su mujer y sus dos hijas y todas las otras damas de quien ellas se servían.

“Gracias a Dios y a vos gracias, Cid, de la barba crecida, cosas que vos decidáis son cosas bien decididas.

Nada les ha de faltar, mientras viváis, a mis hijas”.

“Padre, cuando nos caséis seremos las dos muy ricas”.

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