El Cid recela del casamiento
“Mi mujer, doña Jimena, sea lo que quiera Dios.
A vos os digo, hijas mías, doña Elvira y doña Sol, que con este casamiento ganaremos en honor, pero sabed que estas bodas no las he arreglado yo: os ha pedido y rogado don Alfonso, mi señor.
Lo hizo con tanta firmeza, tan de todo corazón, que a aquello que me pedía no supe decir que no.
Así en sus manos os puse, hijas mías, a las dos.
Pero de verdad os digo: él os casa, que no yo”.