CAPÍTULO CIII.
1. Ahora, pues, os juro a vosotros, los justos, por la gloria del Grande, Honrado y Poderoso en el dominio, 2. y por Su grandeza os lo juro.
2. Conozco un misterio
y he leído las tablas celestiales,
y he visto los libros sagrados,
Y he encontrado escrito en él e inscrito acerca de ellos:
3. Que todo bien y gozo y gloria están preparados para ellos,
y escrito para los espíritus de los que han muerto en justicia,
Y ese bien múltiple os será dado en recompensa de vuestros trabajos,
Y que tu suerte es más abundante que la suerte de los vivos.
4. Y los espíritus de vosotros que habéis muerto en justicia vivirán y se regocijarán,
Y sus espíritus no perecerán, ni su recuerdo de delante de la faz del Grande
Por todas las generaciones del mundo: por tanto, no temáis más su afrenta.
5. ¡Ay de vosotros, pecadores, cuando hayáis muerto,
Si morís en la riqueza de vuestros pecados,
Y los que son como tú dicen de ti:
'Bienaventurados los pecadores: ellos han visto todos sus días.
6. Y ahora han muerto en la prosperidad y en la riqueza,
y no han visto tribulación ni muerte en su vida;
Y han muerto en honor,
y no se ha ejecutado juicio sobre ellos durante su vida.'
7. Sabed que sus almas serán hechas descender al Seol
y serán desdichados en su gran tribulación.
8. Y en la oscuridad y las cadenas y una llama ardiente
Donde haya juicio grave entrarán vuestros espíritus;
Y el gran juicio será para todas las generaciones del mundo.
¡Ay de vosotros, porque no tendréis paz!
9. No digas respecto a los justos y buenos que están en la vida:
'En nuestros días turbulentos hemos trabajado laboriosamente y experimentado cada problema,
Y se encontró con mucho mal y fue consumido,
Y se han hecho pocos y nuestro espíritu pequeño.
10. Y hemos sido destruidos y no hemos encontrado a nadie que nos ayude ni siquiera con una palabra:
Hemos sido torturados y destruidos, y no esperamos ver la vida día a día.
11. Esperábamos ser cabeza y nos hemos convertido en cola:
Hemos trabajado laboriosamente y no hemos tenido satisfacción en nuestro trabajo;
Y nos hemos convertido en comida de pecadores e injustos,
Y han puesto su yugo pesadamente sobre nosotros.
12. Se han enseñoreado de nosotros los que nos odiaban y nos herían;
Y ante los que nos odiaban hemos inclinado el cuello
Pero no se compadecieron de nosotros.
13. Quisimos alejarnos de ellos para poder escapar y descansar,
Pero no encontramos ningún lugar al que pudiéramos huir y estar a salvo de ellos.
14. Y nos quejamos a los gobernantes en nuestra tribulación,
y gritó contra los que nos devoraban,
Pero no atendieron a nuestros gritos
y no quisieron escuchar nuestra voz.
15. Y ayudaron a los que nos robaron y nos devoraron ya los que nos hicieron pocos; y encubrieron su opresión, y no quitaron de nosotros el yugo de los que nos devoraron y nos dispersaron y nos asesinaron, y encubrieron su asesinato, y no se acordaron de que habían alzado sus manos contra nosotros.'