XCVIII. Autocomplacencia de los pecadores: pecado originado por el hombre: todo pecado registrado en el cielo: ay de los pecadores.

CAPÍTULO XCVIII.


1. Y ahora os juro, a los sabios y a los necios,

Porque tendréis múltiples experiencias en la tierra.


2. Porque más atavíos se pondrán los varones que la mujer,

y vestidos de colores más que una virgen:

En realeza y en grandeza y en poder,

y en plata y en oro y en púrpura,

Y en esplendor y en alimento serán derramados como agua.


3. Por tanto, les faltará doctrina y sabiduría,

Y perecerán por ello junto con sus posesiones;

Y con toda su gloria y su esplendor,

Y en vergüenza y en matanza y en gran miseria,

Sus espíritus serán echados en el horno de fuego.


4 Os he jurado, pecadores, que como un monte no se ha hecho esclavo,

Y un monte no llega a ser sierva de una mujer,

Así también el pecado no ha sido enviado sobre la tierra,

Pero el hombre de sí mismo lo ha creado,

Y bajo gran maldición caerán los que la cometieren.


5. Y la esterilidad no le ha sido dada a la mujer,

Pero a causa de las obras de sus propias manos ella muere sin hijos.


6. Os he jurado, pecadores, por el Santo Grande,

Que todas vuestras malas obras sean reveladas en los cielos,

Y que ninguno de vuestros hechos de opresión sean encubiertos y escondidos.


7. Y no penséis en vuestro espíritu ni digáis en vuestro corazón que no sabéis y que no veéis que todo pecado se registra cada día en el cielo delante del Altísimo. 8. Desde ahora sabéis que toda vuestra opresión con que oprimís está escrita cada día hasta el día de vuestro juicio.


9. ¡Ay de vosotros, necios! porque por vuestra necedad pereceréis; y os rebeláis contra los sabios, y la buena suerte no será vuestra porción. 10. Y ahora, sabed que estáis preparados para el día de la destrucción; por tanto, pecadores, no esperéis vivir, sino que partiréis y moriréis; porque no conocéis rescate; porque estáis preparados para el día del gran juicio, para el día de la tribulación y de la gran vergüenza de vuestros espíritus.


11. ¡Ay de vosotros, obstinados de corazón, que hacéis iniquidad y coméis sangre!

¿De dónde tenéis cosas buenas para comer y para beber y para saciaros?


De todos los bienes que el Señor, el Altísimo, ha puesto en abundancia sobre la tierra; por tanto, no tendréis paz. 12. ¡Ay de vosotros que amáis las obras de injusticia! ¿Por qué esperáis bien para vosotros? sabed que seréis entregados en manos de los justos, y os cortarán el cuello, y os matarán, y no tendrán piedad de vosotros. 13. ¡Ay de vosotros que os alegráis en la tribulación de los justos! porque no se cavará sepulcro para vosotros. 14. ¡Ay de vosotros que menospreciáis las palabras de los justos! porque no tendréis esperanza de vida. 15. ¡Ay de vosotros que escribís palabras mentirosas e impías! porque escriben sus mentiras para que los hombres las escuchen y actúen impíamente hacia (su) prójimo. 16. Por tanto, no tendrán paz, sino que morirán de muerte súbita.

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