XLVI

¡Aturde la confusa gritería

que se levanta entre la turba inmensa!

Ya no saben qué quieren ni qué piden;

mas embriagados de soberbia, buscan

un ídolo o una víctima a quien hieran.

Brutales son sus iras,

y aun quizás mas brutales sus amores;

no provoquéis al monstruo de cien brazos,

como la ciega tempestad terrible,

ya ardiente os ame o fríamente os odie.