XXXI

Cerrado capullo de pálidas tintas,

modesta hermosura de frente graciosa,

¿por quién has perdido la paz de tu alma?

¿a quién regalaste la miel de tu boca?

A quien te detesta quizás, y le causan

enojo tus labios de cándido aroma,

porque busca la rosa encendida

que abre al sol de la tarde sus hojas.