XXXIV

—Te amo... ¿por qué me odias?

—Te odio... ¿por qué me amas?

Secreto es éste el más triste

y misterioso del alma.

Mas ello es verdad... ¡Verdad

dura y atormentadora!

—Me odias, porque te amo;

te amo, porque me odias.