VI

¡Oh, si no hubiera hecho nada simplemente por pereza! Cielos, cómo me habría respetado entonces. Me habría respetado porque al menos habría sido capaz de ser perezoso; al menos habría habido una cualidad, por así decirlo, positiva en mí, en la que podría haberme creído. Pregunta: ¿Qué es? Respuesta: Un perezoso; ¡qué agradable habría sido oír eso de uno mismo! Significaría que estaba positivamente definido, significaría que había algo que decir sobre mí. "Perezoso": es una vocación, una carrera. No bromees, es así. Entonces sería miembro del mejor club por derecho, y encontraría mi ocupación en respetarme continuamente. Conocí a un caballero que se enorgullecía toda su vida de ser un conocedor de Lafitte. Consideraba esto como su virtud positiva, y nunca dudó de sí mismo. Murió, no simplemente con una conciencia tranquila, sino triunfante, y además tenía mucha razón. Entonces debería haber elegido una carrera para mí, debería haber sido un perezoso y un glotón, no uno simple, sino, por ejemplo, uno con simpatías por todo lo sublime y bello. ¿Qué le parece eso? Hace tiempo que tengo visiones de ello. Ese "sublime y bello" pesa mucho en mi mente a los cuarenta años Pero eso es a los cuarenta años; entonces -¡oh, entonces habría sido diferente! Habría encontrado para mí una forma de actividad acorde con ella, para ser exactos, bebiendo a la salud de todo lo "sublime y bello". Tendría que haber aprovechado cada oportunidad para dejar caer una lágrima en mi vaso y luego vaciarlo a todo lo que es "sublime y bello". Debería entonces haber convertido todo en lo sublime y lo bello; en la basura más desagradable e incuestionable, debería haber buscado lo sublime y lo bello. Debería haber exudado lágrimas como una esponja húmeda. Un artista, por ejemplo, pinta un cuadro digno de Gay. De inmediato brindo a la salud del artista que pintó el cuadro digno de Gay, porque amo todo lo que es "sublime y bello". Un autor ha escrito Como quieras: al instante brindo a la salud de "quien quieras" porque amo todo lo que es "sublime y bello".

Debería reclamar respeto por hacerlo. Debería perseguir a quien no me muestre respeto. Debería vivir a gusto, debería morir con dignidad, ¡porque es encantador, perfectamente encantador! Y qué buen vientre redondo debería haber crecido, qué barbilla de trébol debería haber establecido, qué nariz de rubí debería haber coloreado para mí, para que todo el mundo dijera, mirándome: "¡Aquí hay un activo! Aquí hay algo real y sólido". Y, digan lo que quieran, es muy agradable escuchar tales comentarios sobre uno mismo en esta época negativa.

Share on Twitter Share on Facebook