ELODIA

Era tan dulce, cariñosa y buena,

En el paterno hogar, la hermana mia,

Y tanta su piedad, que ella tenia

Por suya propia la desdicha ajena.

En su mirada angelical, serena,

Su noble corazón resplandecía

Y el eco de su voz era armonía

De dulce encanto y de ternura llena.

Junto á la madre de mi amor, callada

Sufria de sus penas la amargura,

A una temprana muerte resignada;

Y al ver llegar su fin, clavó en la altura

De sus serenos ojos la mirada,

Llena de fé, con la conciencia pura.